En el mundo de las inversiones, pocas relaciones causan tanta confusión como la que existe entre los movimientos de tasas de la Reserva Federal (FED) y el comportamiento de los bonos del Tesoro estadounidense. Durante 2024, hemos presenciado un fenómeno aparentemente contradictorio: la FED redujo sus tasas de interés, pero los bonos a largo plazo vieron caer sus precios y aumentar sus rendimientos. ¿Cómo es posible esta aparente contradicción?
Este artículo desentrañará los mecanismos ocultos detrás de esta dinámica, explicando por qué los bonos pueden comportarse de manera contraria a lo que intuitivamente esperaríamos cuando la FED ajusta sus tasas. Analizaremos los factores reales que mueven los mercados de deuda y proporcionaremos estrategias prácticas para inversores que buscan navegar este complejo escenario.
Los bonos del Tesoro estadounidense son instrumentos de deuda emitidos por el gobierno de Estados Unidos para financiar sus operaciones. Existen varios tipos principales:
Un principio fundamental en el mercado de bonos es la relación inversa entre precios y rendimientos. Cuando el precio de un bono en el mercado secundario cae, su rendimiento (la tasa de interés efectiva que paga) aumenta, y viceversa. Esta dinámica es crucial para entender por qué los bonos pueden comportarse de manera aparentemente contradictoria a los movimientos de la FED.
Existe una creencia generalizada de que la FED controla directamente todas las tasas de interés en la economía, incluyendo los rendimientos de los bonos a largo plazo. Sin embargo, la realidad es más matizada. La FED solo controla directamente la tasa de fondos federales, que es el interés que los bancos se cobran entre sí por préstamos a un día (overnight).
La influencia de la FED en otras tasas de interés opera a través de un mecanismo de transmisión indirecta:
La inflación futura esperada es quizás el factor más importante que determina los rendimientos de los bonos a largo plazo. Los inversores exigen mayores rendimientos cuando anticipan mayor inflación, ya que esta erosiona el valor real de los pagos fijos que ofrece un bono.
Un crecimiento económico más fuerte generalmente lleva a mayores rendimientos de los bonos por dos razones:
Cuando el Tesoro emite más bonos para financiar el déficit presupuestario (aumentando la oferta), los precios pueden caer y los rendimientos aumentar, especialmente si la demanda no crece al mismo ritmo.
Aunque los bonos del Tesoro se consideran tradicionalmente libres de riesgo de crédito, cambios en la percepción de riesgo pueden afectar sus rendimientos. Factores como el nivel de deuda pública, disputas políticas sobre el techo de deuda, o cambios en el estatus del dólar como moneda de reserva global pueden influir.
En 2024, varios factores convergieron para crear esta situación aparentemente paradójica:
Los mercados anticipan que la combinación de mayor gasto fiscal y políticas proteccionistas podría reavivar la inflación a mediano plazo, llevando a los inversores a demandar mayores rendimientos por los bonos a largo plazo, incluso cuando la FED estaba recortando tasas a corto plazo.
Los ETFs y fondos que invierten en bonos a largo plazo experimentaron caídas significativas porque:
Imaginemos un bono a 10 años con valor nominal de $1,000 y cupón del 3%. Si los rendimientos suben del 3% al 4%, el precio del bono caería aproximadamente a $920, generando una pérdida de capital del 8%.
Esta estrategia consiste en distribuir las inversiones en bonos con diferentes vencimientos, lo que reduce el riesgo de tasa de interés y proporciona liquidez periódica.
Mantener una mezcla de bonos a corto, mediano y largo plazo puede ayudar a mitigar el riesgo cuando las tasas están en movimiento.
Los Treasury Inflation-Protected Securities (TIPS) ofrecen protección contra la inflación, ajustando su valor principal según el Índice de Precios al Consumidor (CPI).
Analistas proyectan varios posibles desarrollos para los bonos del Tesoro:
Los inversores deberían estar atentos a:
Los precios de los bonos generalmente suben cuando las tasas bajan, pero esta relación es más fuerte para bonos a corto plazo. Los bonos a largo plazo pueden comportarse de manera diferente porque responden más a las expectativas de inflación y crecimiento que a los movimientos inmediatos de la FED.
El valor de los bonos baja principalmente por dos razones: 1) aumento en las tasas de interés del mercado, que hacen que los bonos existentes con cupones más bajos sean menos atractivos; y 2) aumento en el riesgo percibido, ya sea riesgo de crédito o riesgo inflacionario.
Cuando la FED reduce tasas, normalmente busca estimular la economía haciendo más barato el crédito. Sin embargo, esto puede tener efectos complejos en los bonos: los de corto plazo suelen subir de precio, mientras los de largo plazo pueden reaccionar a las expectativas inflacionarias que tales recortes puedan generar.
Políticas fiscales expansivas (mayor gasto público o menores impuestos) pueden aumentar los rendimientos de los bonos porque: 1) pueden requerir mayor emisión de deuda (aumentando la oferta); y 2) pueden generar expectativas de mayor inflación.
Depende de tu horizonte de inversión y tolerancia al riesgo. Con rendimientos más altos, los bonos ofrecen mejor compensación por el riesgo de tasa, pero siguen siendo sensibles a cambios en las expectativas inflacionarias. Una estrategia gradual (dollar-cost averaging) puede ser prudente.
Algunas estrategias incluyen: 1) diversificar plazos; 2) incluir bonos de menor duración que son menos sensibles a cambios de tasas; 3) considerar bonos flotantes; y 4) mantener parte de la cartera en efectivo para aprovechar oportunidades si las tasas suben.
La tasa de la FED es un objetivo de política monetaria a muy corto plazo (overnight), mientras que los rendimientos de los bonos reflejan las expectativas del mercado para plazos más largos, incorporando primas por inflación, riesgo y preferencias de liquidez.
Los bonos siguen siendo atractivos para: 1) inversores que necesitan seguridad y flujos predecibles; 2) instituciones con pasivos a largo plazo (como fondos de pensiones); y 3) inversores que anticipan que los rendimientos actuales son atractivos para el largo plazo.
Entender por qué los bonos pueden comportarse de manera contraria a los movimientos de tasas de la FED es crucial para cualquier inversor. Como hemos visto, los rendimientos de los bonos a largo plazo responden a un conjunto complejo de factores que van más allá de las decisiones inmediatas de política monetaria.
En el entorno actual, marcado por altos niveles de deuda pública, tensiones inflacionarias residuales y cambios en las políticas fiscales, los inversores deben estar particularmente atentos a las dinámicas fundamentales que impulsan los mercados de renta fija. La paciencia, la diversificación y una comprensión clara de los riesgos siguen siendo las mejores herramientas para navegar este panorama complejo.
Para aquellos que deseen profundizar en este tema con un análisis visual, el siguiente video ofrece una explicación detallada de los mecanismos que conectan las políticas de la FED con los mercados de bonos: