En los últimos años, los fondos indexados y los ETF han ganado una popularidad sin precedentes. Según datos de 2025, estos vehículos de inversión pasiva gestionan ya la asombrosa cifra de 35 trillones de dólares a nivel global. Pero este crecimiento exponencial ha hecho saltar las alarmas de algunos de los nombres más respetados en el mundo financiero.
Michael Burry, famoso por anticipar la crisis de 2008, ha comparado la situación actual con la burbuja de la deuda subprime. Por su parte, David Einhorn advierte que esta concentración de capital podría llevar a una "rotura total del mercado". ¿Están exagerando estos inversores legendarios o realmente estamos ante un riesgo sistémico?
Para entender el debate, primero debemos comprender cómo se construyen los índices que replican estos fondos. Empresas especializadas como S&P Dow Jones Indices (creadora del S&P 500) diseñan y mantienen estos benchmarks. Las gestoras como Vanguard o BlackRock luego licencian estos índices para crear sus productos.
El método más común de ponderación es por capitalización bursátil: cuanto más valga una empresa en bolsa, mayor peso tendrá en el índice. Esto crea un efecto acumulativo:
En el S&P 500 actual, las 25 mayores empresas representan el 45% del índice. Las conocidas como "Magnificent Seven" (Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon, Meta, Alphabet y Tesla) acaparan una parte desproporcionada del flujo de inversión. Esta concentración plantea serias dudas sobre la eficiencia del mercado.
Aunque los números absolutos son enormes (35 trillones suena a mucho), el contexto es crucial. En Estados Unidos, los ETF representan:
Mercado | Porcentaje del total |
Acciones estadounidenses | 13% |
Bonos estadounidenses | 3% |
Si sumamos fondos indexados y ETF, llegamos a aproximadamente el 26% del mercado accionario estadounidense. Un porcentaje significativo, pero ¿suficiente para distorsionar todo el mercado?
Aquí está la clave del debate: cuando compras un ETF, puede ocurrir en:
Un ETF (Exchange-Traded Fund) es un fondo de inversión que cotiza en bolsa como una acción. Los indexados específicamente replican un índice bursátil como el S&P 500. Su principal ventaja es la diversificación instantánea y los bajos costes, al no requerir gestión activa.
Esta afirmación se basa en la "Regla del 72" (72 dividido por la tasa de retorno anual estima los años para duplicar la inversión). Con un retorno histórico del S&P 500 del 10%, efectivamente se tardaría unos 7.2 años. Sin embargo:
La inversión indexada sigue siendo una estrategia válida para la mayoría de inversores, pero con matices:
Tras analizar los datos, parece que las advertencias sobre una burbuja masiva son exageradas, aunque no carentes de fundamento. El sistema actual presenta algunas distorsiones, pero los mecanismos del mercado siguen funcionando, como demuestra el caso de Tesla (que a pesar de ser una megacap ha caído un 57%).
El verdadero riesgo a largo plazo sería que los indexados llegaran a dominar tanto el mercado que dejara de funcionar eficientemente. Pero estamos lejos de ese escenario, y la propia lógica del capitalismo probablemente generaría nuevas formas de inversión antes de llegar a ese punto.
Para los inversores individuales, la lección clave es: los ETF indexados siguen siendo una herramienta valiosa, pero conviene entender sus limitaciones y complementarlos con otras estrategias según cada perfil de riesgo.
Si quieres profundizar en este análisis con datos visuales y ejemplos concretos, te recomendamos ver el siguiente video donde se explican estos conceptos con mayor detalle: